Extiendes
tus fronteras
por las laderas
de mis instintos,
quebradas
en laberintos
del suspiro
que se antoja,
al ritmo
de la milonga
que aflora
por tu piel
tarareando la sed
que se dispone
al festejo
desde mi sombrero
hasta mis pies,
con toda la mujer
que muere
donde se mueve
el tango
de tu ser.